¿Hay alguien de nuestra época que a estas alturas no haya descubierto ya que el modelo económico por el que nos regimos ha fracasado estrepitosamente?

Un modelo económico que trabaja solo al servicio del beneficio de unos pocos, que obliga a más del 90% de la población mundial a malvenderse trabajando e hipotecando su vida para retroalimentarlo y fortalecerlo a costa de un día a día demencial, es un modelo económico errado. No obstante, ha conseguido que los mismos oprimidos lo defiendan, voten y teman su caída.

Un sistema que para mantenerse necesita engañar con sus prácticas financieras, vampirizar conciencias o maltratar a los trabajadores es un sistema enfermo.Hasta aquí la mala noticia.

La buena es que hay alternativa, que tenemos solución y que el horizonte se vislumbra luminoso en lo humano y equilibrado en lo financiero con iniciativas como NESI que se ponen manos a la obra para trabajar por un nuevo modelo de Economía.

La última crisis financiera mundial no ha sido como las anteriores, ha sido una crisis indiscreta y en directo gracias a los avances tecnológicos que nos han permitido saber en todo momento lo que pasaba quisieran o no los amos del cotarro. Tener varias versiones de los hechos, analizar los datos y sacar nuestras propias conclusiones, para disgusto de los que manejan los hilos de la Economía mundial, ha evidenciado que ya no somos tan fácilmente manipulables y esto nos ha llevado a reaccionar iniciando el camino al cambio planteando el modelo de Economía del Bien Común y un foro global donde se debatirá sobre la Nueva Economía y la Innovación Social.

En este punto, si hay una industria que podría impulsar un gran cambio económico a escala planetaria y que tiene el suficiente alcance como para llegar a todos los rincones del planeta, esa es la industria textil. Una industria que implica a diversos sectores de la Economía y que a día de hoy dista mucho de ser ejemplo de buenas prácticas.

Así es, se trata de la segunda industria más contaminante del planeta después del petróleo y donde la transparencia y trazabilidad de sus procesos y prácticas laborales resultan difíciles de demostrar y en determinados casos totalmente imposible. Contaminación, trabajo infantil, jornadas extenuantes, salarios irrisorios, esclavitud, son el día a día de la ropa que llevamos puesta. La buena noticia aquí es que existe algo que se ha dado en llamar moda sostenible cuyo valor es trabajar por una industria transparente, cercana, menos contaminante y que convierte a la ropa en potente motor del cambio.

¿Qué hace la moda sostenible por una nueva economía?

Primero de todo, dado que no podemos seguir produciendo ni consumiendo de la manera que hasta ahora se viene haciendo porque nuestro mundo agoniza, la moda sostenible aboga por un cambio de ritmo y por una moda que no atienda a tendencias ni temporadas sino que sitúe a la Naturaleza y a la persona en primer plano y que nos vista a cada uno de acuerdo a nuestro modo de sentir y manifestarnos.

Al mismo tiempo, nuestra moda pretende minimizar el impacto ambiental mediante la utilización de tejidos orgánicos, reutilizando y reciclando los ya existentes o dando una segunda vida a prendas ya confeccionadas con técnicas como el Upcycling. También busca crear unas condiciones laborales dignas a todos los actores que intervienen en la cadena, defendiendo una producción local que recupere puestos de trabajo y de este modo reduzca la huella de carbono en el producto final promoviendo un consumo de proximidad. Supone la reinvención de nuestro modo de vestir llenándole de contenido y dotándole de un sentido.

Para alcanzar nuestro objetivo también se innova y se investiga en la búsqueda de nuevos tejidos que resulten más ecológicos, más positivos para el planeta. Cáñamo, bambú, fibra de leche, café, piña son entre otros los nuevos tejidos y materiales con los que nuestra moda quiere demostrar que recuperarnos del desgaste medioambiental no solo es posible sino que es sorprendente cómo podemos lograrlo. Además esta innovación no solo aparece dentro de la fabricación de la materia prima también se hace necesario nuevas formas de marketing, comunicación y comercialización sostenible del producto final.


Después de dos años a pie de calle, abriendo cada día la puerta de The Circular Project Shop, primer espacio de Madrid especializado en moda sostenible, puedo decir que no se trata ya de ofrecer un producto más amable con el medio ambiente que además participa de las bondades del comercio justo. La moda sostenible es holísticamente una realidad que obliga a abandonar los usos convencionales del marketing y la comunicación para acercarse al consumidor de frente y con toda la claridad que la sociedad que queremos y la economía que buscamos nos exige.

La moda sostenible es un reto apasionante que rinde cuentas frente a la vida que queremos preservar. A qué estás esperando Let It Slow!

Paloma G. López – CEO Fundadora The Circular Project Shop

By | 2017-10-25T19:35:20+00:00 noviembre 3rd, 2016|Opinion|0 Comments

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